Como ondas, casi invisibles, un cuadro transmite… quién
escucha el ruido que delata? Que podrán decir? Yo no lo sé, sé sin embrago
lo que oculta. En principio la historia que atravesó cada pincelada. Será que
la música que escuché mientras los colores se derramaban dejó sus notas como
estampa? Nadie puede adivinar el estado de ánimo, el ritmo ni el compás. Acaso
alguien podría precisar el momento exacto en el que dejé los pinceles y me
abracé a mi hermano llorando? Extraño entretejido desde que surge la emoción,
se decide el motivo, los colores, se discute acerca de las implicancias y
comienza la tarea de luchar contra la perspectiva y la matemática inherente.
Quién puede escuchar acercando su oído a
tan estridente danza de colores la energía cancina de la lágrima que quedó
atrapada en el sweter del abrazo?