Que te pinto… que no, que te dejo en el museo de mis imágenes
preferidas, colgado en mis mejores sueños o en las más crueles pesadillas. Que
intento no tener presente lo que no pudo ser, o definitivamente acepto que
sigue siendo. Descubrir que aunque decida pintar una flor, mis trazos son la
historia atravesada por tus ojos, que si pinto un paisaje algún punto será tu
lunar. Entonces no necesito la foto, no necesito más presencia que tu
definitiva y dulce ausencia. Me alcanza con algún color, que sin permiso
destile tu aroma por la tela. Si fuera posible olvidar, creo que no podría
pintar.
Desliza un lápiz negro que no es el indicado, la idea de
hacer un pavo real, los colores de las plumas que formas miles de ojos verdes,
naranjas y azules. Un hombre… la figura idealizada, no sos vos. Sos vos, mi rey
de la naturaleza, bello y esbelto. No sos vos, sos vos. Y un nuevo desafío. Mi
hombre pavo real.